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(4/4) | |
No debes estar aquí, una película del cine español que me ha tocado muy dentro. El argumento habla de las emociones que siente el ser humano ante el riesgo, como un fuerte subidón. Por eso mismo, me he identificado plenamente con los personajes, pues al ser especialista tu misión es asumir el riesgo, y luego si todo va bien, sientes ese algo tan fuerte.
La escena tiene su historia: en agosto de 2001 Ángel Plana nos citó a todos los que pudisiemos del equipo para ir a un pueblo de las afueras a ensayar una escenas con coches. Allí perfeccionamos la técnica de los atropellos y al final se habló de una escena casi imposible, la que acabo de describir. La idea era hacerla en vivo sin efectos digitales. Se dice que cada escena de acción es un reto que nunca se ha hecho antes, pero éste era para nosotros el ejemplo perfecto. Para entonces aún no se sabía como se haría ni quién sería la bala humana. Se rodó en noviembre de 2001, fuimos con Ángel al plató de Reyes Abades para prepararla. Fui elegido por el parecido con el actor y por que no quedaba atrancado con nada al saltar. En los ensayos se hacía sólo el salto hacia adelante sin obstáculos, a la hora de la verdad se complicaría con una luna detonable a distancia y un muro de decorado. Llegó el día del rodaje. Subí al coche con Ángel, adopté la postura de preparación y sentí claustrofobia, mi cabeza casi iba apoyada contra la luna del coche. Miré al frente, a unos 30 metros, el muro. Todo el equipo de rodaje miraba con inquietud, yo cerré los ojos y esperé, tenía que hacerlo con los ojos cerrados por seguridad, no sabía lo que me esperaba, solo sabía que mi marca era el frenazo del coche, y que pasara lo que pasara lo iba a hacer. El coche empezó a acelerar, mi corazón latía a cien por hora, a la vez sentí una explosión y el frenazo, mi cuerpo volaba entre cristales y humo, pero yo solo sentía que volaba. Rodé sobre el suelo y quede unos segundos parado en un silencio atronador, los oídos me pitaban por la detonación controlada de efectos especiales, sentí una inmensa alegría, oí el hemos cortado y me encontraba bien.
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