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LA DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA EN LOS CLÁSICOS

Por Santi Gallego
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PRINCIPALES DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA DE LA HISTORIA DEL CINE:
En esta página voy a dar un repaso a los directores de fotografía que han aportado un trabajo relevante y creativo, y que con su talento y esfuerzo han contribuído al desarrollo de este arte. La lista es inmensa, y me ha costado mucho acotar al máximo, pues en mis primeros listados me salían unos cien nombres, al final, reduciendo muchísimo me he quedado con aproximadamente la mitad; por todo ello pido disculpa a todos esas grandes personalidades que no se me olvidan en absoluto, ni son directores de fotografía de segunda fila, sino que sencillamente no cabían, y el trabajo habría sido más ingente de lo que ya ha sido...tan sólo tenéis que echar un vistazo a la longitud de esta página. Os diré que no repito nombres que ya hayan salido en las otras, pues en ésta voy desde el principio del sonoro hasta los años sesenta, es decir el período clásico de Hollywood y los años de su crisis.

Los Pioneros.
Es imposible empezar sin citar a una serie de hombres emblemáticos que partiendo del mudo desarrollaron lo mejor de sus carreras en el sonoro trabajando con directores como F.W. Murnau, King Vidor, Henry King, Clarence Brown, Frank Capra, Ernst Lubitsch, Raoul Walsh, Allan Dwan, Frank Borzage, Fritz Lang, Alfred Hitchcock, Fred Niblo, Robert Siodmak, Billy Wilder, o Cecil B. De Mille, y que adquirieron un inmenso oficio en la iluminación en blanco y negro, me estoy refiriendo, por ejemplo, a George Barnes que impulsó la carrera del renovador Gregg Toland, que fue asistente suyo. Magistrales trabajos de Barnes en el mudo son "La Llama Mágica" (1927) y "La Frágil Voluntad" (Raoul Walsh, 1927). Ya en el sonoro consigue su Oscar por "Rebeca" (Alfred Hitchcock, 1940), y se descuelga con otras excepcionales creaciones en "Juan Nadie" (Frank Capra, 1941), "Alma Rebelde" (Robert Stevenson, 1944), "Force of Evil" (Abraham Polonsky, 1948), y sobre todo en "Recuerda" (Alfred Hitchcock, 1945) todas en blanco y negro. En color sus trabajos son más esporádicos y menos conseguidos, aunque en "Sansón y Dalila" (Cecil B. de Mille, 1950) conjugaba un delicado equilibrio en el uso de las tonalidades.

Otro nombre importante es el de Karl Struss, justamente célebre por su uso de filtros y difusión, que recibe ya un Oscar en 1927 por su trabajo junto a Charles Rosher en "Amanecer" (F.W. Murnau). Este norteamericano de exquisito gusto, y muy influído por el expresionismo alemán, cosecha en la década de los treinta dos obras capitales "El Hombre y el Monstruo" (Rouben Mamoulian, 1931) donde se observan perfectamente sus constantes imágenes suaves y "El Signo de la Cruz" (Cecil B. de Mille, 1932).

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